Hablemos del suicidio

Semana mundial para la prevención del suicidio «Crear esperanza a través de la acción».

Un problema de salud pública que en los últimos años ha ido en aumento en México, pero del cual se habla poco, es el suicidio. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, a nivel mundial llegan a morir más de 700,000 personas al año a causa de conductas suicidas. En México, las cifras han aumentado drásticamente en las últimas décadas, tan sólo en 2020 se registraron 7 mil 818 casos, de acuerdo con el INEGI (Instituto Nacional de Geografía y Estadística). Para considerar las dimensión de estas cifras, se puede decir que hay una muerte por suicidio cada 40 segundos, en el mundo. Otro dato preocupante es que casi el 50% de los suicidios ocurren en adolescentes, siendo la segunda causa de muerte en este grupo etario. Además, es más frecuente el suicidio consumado en hombres que en mujeres, mientras que en las mujeres es más frecuente el intento.

Este fenómeno no solo supone un impacto personal sino que afecta directamente a los familiares y allegados de quien lo «comete». Se considera que, por cada suicidio alrededor de 135 personas se ven afectadas en aspectos de salud, psicológica, sociológica y económicamente. Por lo que, desde el 2003, la Asociación Internacional de Prevención del Suicidio en colaboración con la OMS, acordaron establecer cada 10 de septiembre como el Día Mundial de Prevención del Suicidio,  con el fin de concientizar sobre el hecho de que el suicidio es 100% prevenible.

Este año se conmemora con el lema «Crear esperanza a través de la acción», por lo que en México, el STCONSAME (Secretariado Técnico del Consejo Nacional de Salud Mental), organizó un foro virtual del 6 al 10 de septiembre donde participan  expertos en salud mental, academia y sociedad civil para realizar un análisis sobre este tema de salud pública en nuestro país.

A continuación presentaré algunos datos interesante que todos deberíamos considerar para conocer un poco más sobre la conducta suicida.

¿Por qué ocurren las conductas suicidas?

Si bien las causas no son únicas, es importante dejar en claro cuáles NO SE CONSIDERAN CAUSAS DEL SUICIDIO:

-La persona NO quiere manipular.

-La persona NO quiere dejar de vivir.

-La persona NO está decidida a morir.

-La persona que presenta una conducta suicida NO necesariamente cursa con algún trastorno mental.

-El hecho de hablar del tema NO hará que una persona presente la conducta suicida.

La conducta suicida ocurre por la conjunción de factores personales, cognitivos, psicológicos, sociales, culturales y biológicos que lleva a que la persona vea en el suicidio una solución final para un problema, sufrimiento y/o dolor temporal.

En el aspecto psicosocial es importante tomar en cuenta que un intento de suicidio previo aumenta las posibilidades para consumarlo. Por otra parte las conductas de desesperanza, que se refieren al sentimiento de no encontrar alternativas para solucionar alguna situación o de no tener expectativas de futuro y que frecuentemente se acompaña de la ausencia de un sentimiento de trascendencia, es uno de los factores más potentes para la conducta suicida. La depresión mayor, impulsividad, agresiones (enojo, victimización) que coexisten con bullying, agresión impulsiva y el perfeccionismo son otros de los factores de riesgo en la esfera psicosocial y que se potencializan cuando no existe una adecuada red de apoyo social.

En cuanto a los aspectos cognitivos, aquellas personas con rigidez cognitiva, por ejemplo, quienes suelen presentar pensamientos dicotómicos (bueno/malo, éxito/fracaso) y no son capaces de observar el abanico de posibles causas y consecuencias, presentan alto riesgo. También hay teorías que sugieren que la falla en los mecanismos para reconocer el miedo y el dolor, podría llevar a conductas suicidas.

Dentro de los factores sociales, en primera instancia debemos mencionar la falta de acceso y el estigma que aún existe en nuestro país sobre la búsqueda de atención profesional en salud mental, el fácil acceso a los medios utilizables para la conducta suicida (medicamentos, pesticidas, armas de fuego, etc.), la ruptura del tejido social, así como la transmisión social (películas, redes sociales, familiares o cercanos que lo han realizado) o los eventos traumáticos que pudieron ocurrir durante la infancia. También se ha documentado que los casos de suicidio son mayores cuando el nivel educativo es menor. El aislamiento social es una señal y factor de alarma que debe considerarse, recordemos que los seres humanos somos seres sociales por naturaleza, por lo que la interacción con nuestros pares es de vital importancia para nuestra salud mental.

Considerando el enfoque neurobiológico, se ha propuesto que un grupo se sustancias podría estar alterado en las personas con conductas suicidas, el grupo de las aminas, conformado por la dopamina y la noradrenalina; ambas regulan funciones cognitivas y motivacionales, ciertas alteraciones en su mecanismo de funcionamiento podría llevar a expresar conductas como agresión, impulsividad o adicción. Tomando en cuenta la adicción, el alcohol es la principal sustancia que se detecta en los casos de suicidio, no es que el alcohol sea un método para el suicidio, si no que debido a la capacidad para desinhibir ciertas conductas, puede gatillar y facilitar la conducta suicida en aquellas personas que han pensado en realizarla. Otras sustancias como los psicoestimulantes y sedantes también se han encontrado en casos de muerte por suicidio. La serotonina, por su parte, se encarga principalmente de regular la ansiedad, el sueño, la agresividad, el estado de ánimo y las conductas sociales, su déficit se asocia con depresión, aspectos compulsivos y de desesperanza. Por otra parte, hay hormonas que también están involucradas, por ejemplo, la progesterona, hormona sexual que se incrementa en las mujeres previo a la menstruación, al alterarse sus mecanismos de acción de manera patológica puede dar origen al Trastorno Disfórico Premenstrual, y esto puede llevar a pensamientos suicidas en la mujer. Otro sistema hormonal asociado es el que regula el estrés (Eje-Hipotálamo-Adrenal), que cuando esta alterado podría también llevar a esta conducta. Por lo tanto, el diagnóstico y tratamiento adecuado de los trastornos psicológicos, neurológicos, neurohormonales y/o psiquiátricos, son un punto clave para prevenir el suicidio.

El componente genético y epigenético de la conducta suicida también esta presente, se debe prestar especial atención cuando un familiar directo ha presentado conductas suicidas (pensamientos, ideaciones o suicidio consumado), ya que representaría un factor de riesgo de importancia. Se han asociado diversos genes que se expresan de manera diferente en los pacientes con este tipo de conductas, estos genes están relacionados con los mecanismos de acción de las sustancias mencionadas previamente.

Ahora que tienes esta información podrás visualizar que el suicidio es 100% prevenible, pues al enfrentarnos ante una situación que represente una conducta potencialmente suicida podríamos actuar sobre cada uno de los factores que hemos mencionado. Entender, acompañar, proteger, preguntar y permitir que se exprese, sin juzgar, a la persona que presenta una conducta suicida puede reducir el riesgo, nunca debemos minimizar sus causas ni sus emociones

Modelo integrativo para explicar el suicidio en adolescentes. (Modificado de Vargas-Medrano et al., 2020) https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32835300/

En la medida en que podamos entender, crear conciencia, hablar y dejar atrás aquellos mitos sobre el suicidio, tanto en la sociedad como en las autoridades es como se podrán disminuir estas cifras alarmantes.

Si estás pensando en el suicidio o conoces a una persona que esta en esta situación, recuerda que puedes llamar a la línea de emergencia 911 o a alguna a de las líneas de atención de salud mental que se encuentran en este directorio, son gratuitas.

Edición: Marco Octavio Torres

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